Acabo de bajarme en la última parada del expreso a Ank-Morpork. Puedo volver a visitar lugares conocidos pero nunca visitaré un nuevo lugar de Mundodisco. Gracias Terry Pratchett por todos los viajes que hemos compartido.
Esto es todo lo que se me ocurrió escribir en mi muro de Facebook una vez acabado A Todo Vapor, la penúltima novela del genio ingles conocido como Terry Pratchett, el autor del que más libros he leído y que nos abandono hace unos meses.
Ahora que ya he recuperado la compostura puedo empezar. Hace unos cuantos años en un librería especializada de Barcelona había un joven ojeando las novedosas novelas de Vampiro la Mascarada. Uno de los tenderos, Surfer Grumpy para ser exactos, se acerco por detrás y le dijo Deja esa basura y mejor te lees esto, mientras le acercaba The Colour of Magic. El chico como se debe hacer con los buenos tenderos le hizo caso y en ese momento empezó la amistad de nuestro protagonista con Sir Terry Pratchett. Como ya debes suponer ese chico no es otro que Chef Grumpy o yo mismo.
¡Salve Lankhmar! ¡Salve, madre de las ciudades! ¡Los Crying Grumpies al unísono queremos cantar tus maravillas! ¡Oh Lankhmar! ¡Oh joya del Mar Interior! ¡Tú, puta de Newhon, que has sido hogar de algunos de los mayores héroes y guarida de los peores bellacos! ¡Tú, ramera del Pantano Salado, incluso cuya decadencia es hermosa! ¡Tú, meretriz de los dioses, que has llenado de hijos e hijas el Multiverso! ¡Salve Lankhmar! ¡Salve!
