El 1 de septiembre es el día mundial de la vuelta a la rutina. Algunos volvimos de vacaciones hace semanas, pero seamos sinceros, el ritmo no lo cogemos hasta que la oficina vuelve a estar llena de gente que nos cuenta sus viajes estivales y seguidamente pasa a poner la misma cara de pena que nosotros. El síndrome post vacacional suele ser duro, pero aquí os doy 10 razones televisivas para haceros más llevadera la vuelta a la actividad.
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Si la semana pasada mi colega Humpty Grumpy rompía un tabú metiéndose (muy acertadamente, por cierto) con la mítica Dragon Ball, esta vez me toca a mí hacer lo própio con Game of Thrones. En alguna ocasión ya he dejado claro que Martin no es santo de mi devoción, pero esta vez voy a por la ficción televisiva. Spoilers are coming, quedáis avisados.
Corría la primavera de 2003 cuando la infame adaptación de Daredevil, con Ben Affleck como Matt Murdock, infectaba nuestras pantallas y dejaba al mundo del cómic desolado y a Hell’s Kitchen en cuarentena. Con la de reboots de películas sobre superhéroes que se estaban haciendo, se olía que al Hombre sin miedo le iba a tocar tarde o temprano, pero ¿quién sería tan valiente como para recuperar la historia del abogado de la cocina del infierno después del desastre cinematográfico vivido?
Tal día como hoy, hace diez años, volvía a nuestras pantallas la emisión regular de la serie de sci-fi más longeva de la historia e icono friki británico por excelencia. Tras el parón en 1989 y la película de 1996, nuestro Time Lord preferido se regeneraba en Cristopher Eccleston. Desde entonces y hasta hoy, Doctor Who ha crecido para recuperar su trono como referencia del género.
Si amigos, hoy es domingo, ese día de la semana en el que todo es horrible. No importa como seas, seguro que has sufrido algo como la resaca dominguera, la falta de estudio para el examen del lunes o el agobio de tener que volver a trabajar. Y, ¿qué mejor para olvidarte de la mierda de domingo que repasar la magnífica semana de Crying Grumpies?
Si me hubieseis dicho hace años, tras sólo haber visto tres o cuatro episodios de Fringe, que a día de hoy estaría frente a mi ordenador nostálgico, echando de menos la serie, me hubiese reído mucho. «¡Qué dices! Si me he dormido viéndolos», «Un Expediente X venido a menos». Sandeces que habrían salido de mi boca ajeno aún a la grandeza de la serie y sus personajes.