Mis cabronazos favoritos

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Una de las cosas que algún día habrá que agradecerle a esta Edad de Oro de las series de TV es que, por primera vez, los guionistas comienzan a eludir sistemáticamente los arquetipos de héroe de décadas pasadas: Ya sabes, ese hombre blanco duro pero bueno, con un corazoncito en alguna parte, que acababa sucumbiendo ante los encantos de la-chica-de-la-serie y que repartía mamporros a diestro y siniestro (sobre todo a siniestro) en nombre de Dios, la Decencia, la Policía y el Modo de Vida Americano.

Porque esta es la época de los hijos de puta.

Si hay una constante en las mejores series de los últimos años es la ausencia de héroes (incluso diría que de antihéroes) sustituidos por seres mucho más humanos, con muchos más territorios grises e inexplorados y, en ocasiones, con enormes lagunas morales. Éstos que voy a enumerar no son todos, ni siquiera una muestra significativa, pero son mis hijos de puta preferidos. Bienvenidos al mundo de los cabrones peligrosos.

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¿Qué tipo de persona puedo ser, si hasta mi propia madre quiere matarme?
 

1- Tony Soprano
Con él se abrió la caja de Pandora. El protagonista de una de las mejores series de TV de la historia era este gángster obeso y con tendencia a la neurosis, que se psicoanalizaba y era capaz de machacar hasta la muerte a otro ser humano por negocios, lavarse las manos y acudir al partido de basket de su hijo y comerse unos cannoli con la familia. A la mierda el blanco y el negro, a la mierda el ver al mafioso como un sujeto del mal: Tony era adorable como padre de familia, execrable como hombre de negocios, estúpido cuando pensaba con la polla y peligrosísimo cuando te le cruzabas. Sin duda, un cabronazo de esos que llena una serie él solito. Si no fuera porque todo el resto de personajes compartían la misma multidimensionalidad. James Gandolfini, wherever you are, gracias, de corazón.

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-¿Alguna vez te hes preguntado si eres un hombre malo?
– No. No me lo pregunto, Marty. El mundo necesita hombres malos. Mantenemos a los otros hombres malos a raya.

 

2- Rust Cohle / Marty Hart
Sí, son dos, pero en realidad es uno. Llevar al extremo la típica dinámica de la buddy movie y poner juntos a dos personajes como éstos, antítesis completas, sobre todo en lo moral y metafísico, es una jugada maestra: Rust Cohle, pesimista schopenhaueriano, ateo de la desesperación, nihilista convencido… el hombre que pasará 17 años de su vida persiguiendo a un asesino en serie. Marty Hart, hombre de familia, poli blanco en el Sur, religioso y conservador, infiel por naturaleza. Ambos violentos, peligrosos, llenos de ambigüedades. Juntos dan a True Detective algunos de los mejores diálogos, momentos y escenas de la historia de la televisión.

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Hombre folla a mujer. Hombre, sujeto. Folla, verbo. Mujer, objeto. Todo bien. Mujer folla hombre. Mujer, sujeto. Hombre, objeto. Eso ya no le resulta tan cómodo, ¿no?
 

3- Stella Gibson
The Fall cuenta la historia de dos cazadores. Uno, un asesino en serie esclavo de sus propios impulsos sádicos, frío, calculador, culto, inteligente, siniestro, encantador. Otra, la Superintendente de Detectives Stella Gibson, enviada de Londres a la siempre problemática Belfast para resolver el caso. Gibson es también fría, calculadora y metódica, culta e inteligente, además de obsesiva y poseedora de un afiladísimo sentido de la justicia y la equidad. Oh, sí: además es feminista. De las de verdad, de las que asustan a los palurdos. Una composición magistral de una Gillian Anderson en estado de gracia.

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Anderson, no hable en voz alta. Rebaja el cociente intelectual de toda la calle.
 

4- Sherlock Holmes
Reconozcámoslo: el Sherlock Holmes de David Moffatt y Mark Gatiss es un auténtico cabrón. Simpático, sí, con ese toque de «casi-Asperger» que triunfa últimamente en la TV (pensemos, si no, en la Sonya Cross de The Bridge, Abed de Community o el propio Dr. House) y con alguna mueca o gesto con la que consigue hacerse perdonar. Perdonarle cosas como fingir su muerte inminente ante una bomba a punto de estallar, echar de su apartamento a sus padres por incomodarle su mediocridad o hablar a todo el mundo como si él fuese el último representante de los Homo sapiens ante una audiencia de australopitecos. Quizá por eso su sentido de la moral va bastante atrofiado, tanto como el de su detestable/adorable hermano Mycroft. En este sentido, el Watson de Martin Freeman ya no es el contrapunto simplón del héroe, sino, en una curiosa inversión de papeles, el verdadero héroe que aporta un toque de decencia a las acciones de su compañero brillante pero sociópata.

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Yo no estoy en peligro. Yo soy el peligro. Un tipo abre la puerta y le disparan, ¿y tú crees que soy yo? Yo soy el que llama a la puerta.
 

5- Heisenberg
La ambigüedad moral llega a su paroxismo con la grandiosa creación de un personaje (Heisenberg) por parte de otro personaje (Walter White) con la que solventar una dualidad que un hombre de bien, profesor de instituto y esencialmente decente, no puede lidiar. Porque Heisenberg es el cocinero de crack, el que llama a la puerta, el tipo que pone en jaque no sólo al departamento de policía de Nuevo México, sino también a los propios carteles mexicanos y americanos de la droga. ¿Quién es culpable? ¿Cuál es el castigo? Cuando la desesperación (y la falta de Seguridad Social) llaman a tu puerta, ¿qué no hará Walter White por su familia? ¿Qué no hará Heisenberg? Grandioso.

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Desde esa tarde nunca he dudado de que toda mentira recibirá confirmación casi inmediata si mantenerla proporciona el disfrute público del dolor, la vergüenza y la humillación ajenos…
 

6- Philip Marlow
La más importante creación de Dennis Potter es este trasunto de sí mismo: un escritor de novelas pulp afectado de una artrosis articular, internado en un hospital público de la Inglaterra thatcheriana, condenado a revivir, encerrado en su propia piel, su novela más importante, El detective cantante, junto a los traumas de su infancia. Un personaje tan pesimista como Rust Cohle, y mucho más herrumbroso y afilado, cínico hasta el extremo y vulnerable a pesar de todo. Y todo esto, más de 20 años antes de que Nic Pizzolato tuviera su primera erección. Si aún no has visto esta miniserie británica, ¿a qué estás esperando?

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Es la tercera vez que me apuntas con esa cosa a la cabeza. ¿Vas a apretar el gatillo o qué?
 

7- Daryl Dixon
Voy a confesaros una cosa. No me gusta The Walking Dead. No me gusta porque soy fanático del cine de zombis, y si no os sirve como respuesta, es que no veis la diferencia: el humor. Aun así, me he tragado un par de temporadas para intentar ver qué veían los demás en ella. Y no lo he logrado, pero sí me gustó muchísimo este hijo de la gran perra interpretado por Norman Reedus. Daryl es un jodido redneck, un palurdo, un paleto, de esos que con toda posibilidad hasta el KKK rechazaría por no llegar a cierto estándar. Pero es una fiera haciendo dos cosas: usar su ballesta y salvar el culo, precisamente porque posee lo que ninguno de los demás descerebrados personajes de la serie posee: sentido común. Eso, y que habla el lenguaje de la violencia como nadie. Una joya, el chico. Mejor de tu lado que del de tus enemigos, y todo eso.

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Ahí está. Ésa es la mirada. La he visto durante diecisiete años, en una cara tras otra. Todos me despreciáis. El Matarreyes. El que rompe sus votos. Un hombre sin honor. ¿Has oído hablar del fuego valyrio?
 

8- Jaime Lannister
No voy a entrar en el debate «libros vs. serie», ni me voy a posicionar a favor de ningún bando (porque probablemente me olvidaría de dos o tres) ni pretendo espoilear nada a nadie. Jaime Lannister es un puto cabrón con una razón para hacer todo lo que hace, y un puto cabrón que a lo largo de la serie se va haciendo humano, multifacético, redondo. Una figura trágica destinada o a la grandeza o a la abyección, pero sin un punto intermedio. Incestuoso amante de su hermana, asesino de reyes, poseedor de (buenas) razones para todo ello. Uno de esos personajes que a Martin le salen como churros y que otros autores darían una mano por poder crear… pun intended.

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¡Calla, tonta! ¿Rogando a los Dioses que tengan piedad de nosotros? Los Dioses no tienen piedad, por eso son Dioses.
 

9- Cersei Lannister
Si la mayoría de personajes de George R. R. Martin tiene varias dimensiones, motivaciones y personalidades complejas, pocos combinan todo esto con la perfección que lo hace Cersei. Un personaje que debe muchísimo a Lady Macbeth, víctima de un mundo de hombres y verdugo por supervivencia, víbora envenenada y mártir de una familia obsesiva, mater amantísima y aún más amantísima hermana, peligrosa mezcla de Antígona y Fedra. Una auténtica maravilla de manos de un maestro de la caracterización.

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Para aquellos de nosotros que trepamos por la cadena alimentaria, no puede haber piedad. Sólo hay una regla: caza o sé cazado.
 

10 – Frank y Claire Underwood
¿Hablábamos de Macbeth? Aquí lo tenéis, en versión presidenciable yanqui. Y, con él, a Lady Macbeth. La pareja de leones, los amantes psicópatas preparados para el asalto al más alto bastión de poder de hoy en día: el congresista Frank Underwood, cuya ambición (y creedme, en su caso la palabra «ambición» se queda corta) es el Despacho Oval de la Casa Blanca, y su no menos peligrosa esposa Claire, un auténtico animal de los despachos y el cabildeo político. La maldad personificada, pero por ello mismo, atenuada por la humanidad y las dudas. Porque el poder desgasta, y ejercerlo crea tremendos interrogantes hasta en los corazones más marmóreos: que se lo pregunten a Ricardo III.

Esta, como ya he dicho, es MI lista personal de los mejores cabronazos de las modernas series de TV. Claro que hay más, muchos más. Estoy seguro. Y estoy seguro de que podéis nombrar unos cuantos que he omitido. Así que sentíos libres de contribuir a esta lista. Ya estamos hartos de héroes santurrones y heroínas abnegadas. Que fluya la mala leche… ¡pero nada de spoilers!

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0 replies on “Mis cabronazos favoritos

  • Lord Mikal

    Genial lista, la verdad es que no quitaria a ninguno. Por cierto, gracias por el buen rato de lectura y por las sugerencias, hay un par de series que no conocia/no me interesaban y ahora conozco/me interesan

    Un saludo

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    • Surfer Grumpy

      ¡Gracias por comentar! Y me alegro de haber resultado útil 😉 Siéntete libre de añadir algún cabronazo de entre tus preferidos, si quieres!

      Saludos!

      Responder
  • Eclectico

    Yo añadiría a Jax Teller de SOA. Un grande como cabronazo, donde su evolución desde lo que era a lo que es le pone a la altura de los más grandes de esta lista.

    Gran artículo chicos

    Responder

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