Para vuestra suerte este final de año he ido muy liado con el trabajo y no he podido maltrataros, pero con el año nuevo recuperamos algo de calma y volvemos a la carga. Hoy vengo a despedirme de una de los cómics que más me ha gustado de los últimos años. En mi opinión la mejor saga que se ha escrito sobre un superhéroe recientemente ha sido el el Capitán America de Brubaker, a día de hoy hay una serie que aunque no la ha superado se ha puesto muy muy cerca, el Daredevil de Mark Waid y Chris Samnee. Por desgracia esta etapa ha llegado a su fin.
Marvel
Si tuviera que ennumerar cuáles han sido los tres tebeos que, en esa etérea frontera entre la infancia y la adolescencia, forjaron el lector de cómic de superhéroes, lo tendría bien claro: Los Nuevos Mutantes de Claremont y Sienkiewicz (de la que ya escribí en otro momento), la saga del Asalto a la Mansión de Stern y Buscema (de la que, quizá, toque hablar algún día) y el que hoy nos ocupa, Longshot, de Ann Nocenti y Arthur Adams, miniserie de seis números publicada en España por Fórum dentro de la serie Marvel Héroes, entre marzo y octubre de 1988 y posteriormente reeditada en tomo en 1993 dentro de su colección de Obras Maestras, si bien yo me hice con ella mediante aquellos retapados con los que la editorial les daba una segunda vida a los cómics sin vender. Eran otros tiempos.
Hace unos mese Panini y SD lanzaron a la venta una nueva línea editorial. Con todos los Omnigolds y Marvel Héroes en tapa dura que salen al mercado pensaron que era el momento el momento para publicar cosas que posiblemente tubieran menor calado, cosas clásicas pero que a priori no deberían tener las mismas ventas. Esta linea que repite formato, más o menos es la Marvel Limited Edition. Tomos en tapa dura, papel de alta calidad y numerados pues es una edición limitada a 1500 ejemplares. El primero dentro de la linea que ha caído en mis manos es La tumba de Drácula, el primero de cuatro que recopilaran la saga al completo. No sabía muy bien que me iba a encontrar al comprar este cómic pero en muchos sitios lo vendían como un imprescindible del cómic y al ver que era el guionista no dude en agenciarmelo.
No soy capaz de recordar a mis 38 años cual debió ser el primer cómic de Marvel que llegó a mis manos y tampoco soy capaz de recordar a que edad debí leer el primero. Recuerdo los cómics en blanco y negro de la Espada Salvaje de Conan, los cómics de la Patrulla X cuando sólo existía una colección de mutantes, las aventuras de Spiderman o algunos cómics de los vengadores. Pero sea como sea, Marvel siempre ha estado ahí odiada y amada por igual desde que hace 75 años apareció el primer número de Marvel Comics.
Hay costumbres y maneras de proceder que no cambian con los años, rutinas inmutables. Una de mis rutinas y una buena manera de empezar el día es con veinte minutos de animación. No importa si es un anime o un cartoon. Hace años no importaba la calidad de la misma, pero a día de hoy sí que busco un mínimo de calidad para acompañar el café y las tostadas o el bol de cereales. Hoy os hablaré de tres de mis cinco series favoritas de dibujos y en un próximo articulo añadiré un par más y aquellas no han entrado por poco.
Sí, querido lector, tú, que eres un fiel seguidor de todas nuestras chifladuras sabes cómo nos gustan las chicas cañón. Pero, hey, antes de que alguien nos salte al cuello gritando los improperios habituales, hemos de explicar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad: el auténtico grumpie es capaz de ver más allá del cuero, la ropa ajustada y las curvas imposibles. Es por eso que queremos tanto a Kitty Pryde.