Queremos tanto a Kitty

Sí, querido lector, tú, que eres un fiel seguidor de todas nuestras chifladuras sabes cómo nos gustan las chicas cañón. Pero, hey, antes de que alguien nos salte al cuello gritando los improperios habituales, hemos de explicar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad: el auténtico grumpie es capaz de ver más allá del cuero, la ropa ajustada y las curvas imposibles. Es por eso que queremos tanto a Kitty Pryde.

Katherine Anne Pryde fue un soplo de aire fresco ya desde su debut en el número 129 de Uncanny XMen, allá por 1980. La primera adolescente en una Patrulla X que hacía tiempo que se había graduado, pronto tomó el papel de «hermana pequeña» del resto del equipo… Y en algunos casos de algo más, como el amigo Piotr Nikolaievitch Rasputin sabe bien; el romance entre Kitty y Coloso ha sido uno de los culebrones de más largo recorrido del cómic de superheroes, el cual puede volver en cualquier momento.

Una de las principales características del personaje, y que explica el 50% del porqué nos gusta tanto es que es uno de los pocos personajes del mainstream superheróico que ha gozado del privilegio de madurar ante los ojos de los lectores. De la preadolescente que insultaba a Charles Xavier enseguida pasamos a la protagonista de los Días del futuro pasado, luego llegó la chica de diecimuchos que pasaba a llamarse Gatasombra tras un accidentado viaje a Japón. Y luego, tras el trauma de la Masacre Mutante y la Caída de los Mutantes, tuvimos a la jocosa veinteañera que formó parte de Excalibur y perdió la virginidad con Pete Wisdom. Volvió a los X-Men, murió y ahí la tenemos de nuevo, una chica en sus veintitantos madura y responsable, parte indispensable del cosmos mutante. «Muy bien. Se ha hecho mayor. ¿Y el otro 50%?» ¡Ah, auténtico creyente de los Crying Grumpies! ¡No se te escapa una! El otro 50% consiste en haber pasado por todas estas vicisitudes sin tener que haber sufrido el molesto proceso conocido como «picarización». «¡Otro palabro! ¡Explíquese, señor Humpty!» Muy fácil, mi impaciente lector; te invito a que repases las diversas encarnaciones físicas de Pícara desde su primera aparición: primero una jovencita poca cosa con capucha cuando la creó Michael Golden, luego una chica mona con su mechón canoso omnipresente con Romita Jr. Y entonces llegó Marc Silvestri, le peinó una larga melena ochentera y la vistió de verde y negro ajustadito, proceso que culminó Jim Lee, que la convirtió en la bomba sureña, todo un festival de curvas. Y luego el personaje, entre crisis existenciales, crossovers, broncas com Gambito y ganancias y pérdidas de poderes, volvió a ser una jovencita poca cosa con capucha, tal como aparece últimamente en Uncanny Avengers.

Pues bien, querido lector, Kitty, nuestra querida Kitty, siempre ha sido la misma; la chica mona, natural, que nos seduce con su carácter y sentido del humor, la que no necesita marcar curvas para que nos fijemos en ella (aunque, a mí, su traje de Gatasombra me parecía de lo más atractivo, sobre todo cuando la dibujaba Alan Davis). En definitiva, una mujer auténtica, algo bastante raro en el mundo de los superheroes, si te paras a pensar.

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0 replies on “Queremos tanto a Kitty

  • Geek Grumpy

    Picarización: dicesé del personaje femenino que sufre transformaciones varias incluyendo el «jambaquismo» (convertirse en jambaca) y el «Kristen Stewartismo» (antónimo de «jambaquismo»).
    Me ha encantado! xD

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