Viñetas que emocionan – La última risa de Skurge

Skurge Thor Walter Simonson

Me hicieron quedar como un necio, Balder. Se rieron de mí. Todos se ríen de Skurge. Hela, Mordonna, incluso la Encantadora, a la que amo. Todos se ríen de mí. Excepto tú. Balder es demasiado amable para reírse de Skurge. Pero cada vez que se ríen de mí me duele por dentro. Y muero un poco. Ahora creo que ya he muerto del todo. Y mi hacha fue destruida junto con el Nagflfar. Así que me quedaré atrás, y seré yo quien ría el último. Tú y Thor podéis beber a mi salud cuando estéis en Asgard, y reíros de cómo Skurge fue el último en reír. Yo defenderé el puente.

Si hiciéramos una encuesta entre los aficionados para decidir cuál ha sido la mejor etapa de Thor, sin duda la de Walter Simonson como autor completo llevaría las de ganar: Bill Rayo Beta, la saga de Surtur, la irrupción de Malekith, la guerra entre las ranas y las ratas… Pero entre todos esos momentos brilla con especial fuerza la última risa de Skurge el Verdugo (o el Ejecutor, como se le conocía en tiempos).

El Verdugo fue una más de las creaciones del Dúo Dinámico, Jack Kirby y Stan Lee. Casi siempre vinculado a otro personaje de raíz asgardiana, la Encantadora, el Verdugo acabó siendo uno de esos supervillanos que tuvieron el dudoso honor de ser vapuleado por prácticamente todo el universo Marvel: Vengadores, 4 Fantásticos, la Cosa, los Vengadores, Thor en multitud de ocasiones… Todos ellos, en algún momento u otro, le derrotaron, ya fuera desbaratando sus propios planes de conquista y dominio o los de otros, en los que no dejaba de ser un simple peón.

Un personaje bastante patético, si te paras a pensarlo.

Afortunadamente, llegó Walter Simonson y todo cambió. En primer lugar, le dio un nombre, Skurge, del que carecía. En segundo, le dio una motivación y un lado trágico, su amor imposible por Amora, la Encantadora (otra que, por cierto, no tenía nombre hasta que llegó el maestro Walt). Y lo que es más importante, le dio la oportunidad de redimirse y entrar directo al panteón de los grandes momentos del cómic de superhéroes.

Skurge Thor Walter Simonson

Tras combatir al lado de Asgard contra el demonio Surtur, Skurge y Amora experimentan las mieles del bien y la gloria. Pero para el Verdugo, la alegría es breve, la Encantadora nunca le dará su amor, por lo que decide formar parte de una misión casi suicida en el reino de Hel encabezada por Balder y Thor. Estamos en el número 360 de la colección del Dios del Trueno, cuando Skurge se convierte prácticamente en el protagonista de la serie.

Hela intenta engañarle sin éxito y ve como desbarata uno de sus más queridos planes, llegando a detener el inminente Ragnarok. El precio es alto, su hacha mágica es destruida. Sin embargo, no es suficiente, las fuerzas asgardianas, comandadas por un Thor herido, están siendo acosadas por los demonios de Hel y hace falta un sacrificio para garantizar su huida. El Dios del Trueno se ofrece voluntario, pero Skurge le «convence» para ocupar su lugar.

Es este el momento en el que el pobre Verdugo, el villano patético, el saco de los golpes, el triste peón en los planes de otros, se nos revela bajo otra luz. Él es consciente de ser todo eso, y que tampoco hay posibilidades de que pueda cambiar. Sólo le queda, pues, el sacrificio. Al final, detrás de la brutalidad y la falta de sutileza asoma un heroísmo que ningún guionista supo ver anteriormente.

Skurge Thor Walter Simonson

La última risa de Skurge, pues, se convierte en una maravilla narrativa y dramática. La voz del narrador, convertido en un viejo skald recitando alguna antigua saga (con M-16, eso sí) se une a la de Skurge, más que nunca consciente de su existencia. El momento que ha estado esperando toda su vida está dibujado y narrado por un Walter Simonson en su mejor momento, dramático, dinámico, intenso… Y con una última página simplemente maravillosa. Pocas veces en un cómic de superhéroes se ha narrado una muerte de manera tan poética.

En un mundo editorial tan convulso como el del cómic, en el que las resurrecciones están a la orden del día, el hecho que el bueno de Skurge apenas haya vuelto al mundo de los vivos es una buena noticia. Porque, por lo que demuestra su final, merece nuestro respeto. Porque es ante quien Hela se inclina, es aquel que defendió el Gjallerbru solo. Como diría alguien famoso, Nuff Said!!

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